lunes, 20 de agosto de 2007
Balancê

Todo movimiento depende de la capacidad del cuerpo por captar la música, siempre tan dentro que resulta difícil de escuchar sino se acepta el contraste del propio cuerpo sobre la posibilidad de la nada. Apenas sostenida en quince segundos, surge la imagen de la profundidad de campo que genera una niña mirándose a través del tiempo de los otros. Desconocida y tan capaz de ser parte de la vida, Francesca Woodman decidió comprender el mundo a través de sus texturas. Disfrazada de sí misma consiguió trepar la realidad de tal manera, que resulta inevitable hacerse a un lado, cederle el paso y dejar que nos muestre los múltiples sonidos que genera la piel atravesando el tiempo de las letras.




 
posted by Mujer Polaroid at 11:38 | Permalink | 1 comments